Cuando me preguntan que qué hago, digo que soy pintor. Entonces añaden que si de brocha gorda o fina y con eso se supone que preguntan si pinto paredes o cuadros.

Yo contestaría que por ahí en medio ando, que depende del día. Bueno, no lo digo porque quedaría medio insolente y después de todo tampoco la curiosidad viene con mala idea. Pero no es más que la verdad. Me gusta considerarme “pintor” a secas. A veces más artesano, a veces más “artista”… quien sabe. No depende de mí.

Si a alguien le queda curiosidad y sigue preguntando, le digo que soy pintor figurativo. Esto quiere decir que no soy pintor abstracto – lo cual es una mentirijilla, pues toda pintura es abstracta: colores y formas –. Pero bueno, se trata de entenderse, aunque sea con códigos un poco marchitos. Añado además que si bien soy pintor figurativo, no soy realista. Con lo que pretendo que se entienda que mis pinturas no se van a parecer a una foto

La verdad es que me gusta ver qué pasa cuando me acerco a un tema para pintarlo. Me parece que tengo bastante oficio, lo que me da una cierta tranquilidad para pintar, pero sobre todo soy muy constante – o terco- y también acepto mis torpezas. Poniendo todo ello en el tapete obtengo algún resultado; aunque he de reconocer que lo que más me gusta es cuando las cosas salen como por milagro.

Antes de pintar “algo”, ese algo tiene que existir y yo haberme cruzado con ello. Esto es porque soy pintor figurativo pero no de los que se inventan las cosas. No habitualmente.

Puedes considerarlo una limitación, pero es que lo que de verdad me gusta, es ponerme a pintar algo que he visto (con lo que he tenido una experiencia personal) y ver qué pasa cuando lo llevo a los pinceles o a los lápices.

Quiero ver en qué se convierten las cosas después de mirarlas, de prestarles atención.

Me gusta pintar casi cualquier cosa… y cuanto más pinto más posibilidades veo a mi alrededor. Por eso, supongo, no me preocupa demasiado no tener imaginación. A veces elijo un tema y lo pinto una y otra vez, pues cada vez es distinto. Es como pasear; porque puedes ir por el mismo camino una y otra vez y te aseguro que no va a ser igual. Es cuestión de atención.

Por esta misma razón, supongo, que aunque me gustaría pintarlo “todo”, en realidad mis temas se repiten bastante. A lo mejor hay que reconocer también que soy poco aventurero.

En fin… entre los temas que se repiten están sin duda “los temas que tengo a mano” y a pesar de ello “los temas que me sorprenden”. También “los temas que me conmueven” y “los temas que dejan en silencio mi cabecita”… Ah! Muy importante: los “temas que hacen jugar a mi pincel”. Este último tema quizás sea el más recurrente de todos.

Plantas y flores son tan apetecibles de pintar que uno podría estar toda su vida en ello sin agotar el tema ni su inspiración. ¿Por qué? Porque ofrecen formas y colores en estado puro. Así de sencillo, así de completo. Atendiendo a flores y plantas puedes expresar todo lo que precises o simplemente no pensar ni pretender nada y dejarte llevar, como por una música.